Antes de nada, como es de buen nacido el ser agradecido, es fundamental dar las gracias al profesor Salvador Hurtado, del IES Aguilar y Cano (Sevilla) por esta actividad. Actividad que encontré indirectamente gracias a L. Gegúndez. Gracias al segundo, por su indicación y al primero, por dejarme publicar su ejercicio.
Muchos sabréis que el cine empezó oficialmente en 1895. En octubre de ese año los hermanos Lumière (uno de los cuales, por cierto, era ilusionista) proyectaron la primera película documental de la historia. En ella se podía ver la salida de los trabajadores de una fábrica y la llegada de un tren a la estación (llegada que atemorizó al público hasta tal punto que salieron en tropel de la sala ante la impresión de que les iba a atropellar).
Unos pocos años más tarde G. Méliès apareció en escena. Este personaje (al que hacen un homenaje en la más o menos reciente película de "La invención de Hugo"), aparte de dedicarse durante un tiempo al ilusionismo y comprar el "Teatro de las Maravillas" de Jean-E. Robert Houdin (de éste hablaremos, quizás, en otra ocasión), es uno de los más fundamentales en la historia del cine, por su ingenio y desbordante creatividad. En serio, estaba como una moto. Fue el precursor de los efectos especiales y sus películas rompieron los moldes de la época.
El melómano (1903) |
Pero vamos a detenernos aquí, que tampoco es cuestión de hacer una biografía. Si no de hacer Física (¡yuhuuu!). Primero con un poco de imaginación...
En 1902, George Méliês realizó "Un viaje a la Luna", una de las primeras películas de "ciencia" ficción, que estaba basada, a su vez, en la novela homónima de Julio Verne, en la que un grupo de científicos deciden llegar hasta el susodicho satélite impulsados por un cañón.
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