La verdad es que no me gusta demasiado todo el lío este de San Valentín. Si el pobre obispo Valentín levantara la cabeza (bueno, de hecho, lo hizo: le decapitaron y él, ni corto ni perezoso, recogió su cabeza con las manos y se fue andando...)
A pesar de todo, a pesar de que es el peor día del año para regalar flores, bombones, para ir a cenar a ningún sitio y que la gente es super cursi, siempre hay cosas simpáticas. Por ejemplo, la versión de General Electric de la datación por carbono...
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